La mayoría de cuadros inacabados corresponden a autores que han muerto jóvenes, aunque hay excepciones. Todas esas obras están rodeadas de un enigmático halo, pues sólo elucubraciones pueden hacerse sobre lo que hubiera sido el resultado final. Esa circunstancia las convierte en especiales, además de dejar entrever la técnica que en su ejecución estaba aplicando el pintor.
En la Escuela Malagueña, su fundador y maestro indiscutible -Bernardo Ferrándiz- nos dejó un excepcional ejemplo de cuadro sin terminar, porque la enfermedad y la muerte no le dejaron hacerlo. De hecho, falleció a los 50 años con el cuadro puesto en el caballete de su casa-estudio del Camino Nuevo, cuyo solar había comprado a Horacio Lengo y que aún estaba construyendo para ampliarla. Este es el cuadro al que nos referimos:
BERNARDO FERRÁNDIZ BÁDENES (1835-1885)
"La Emplumada"
Óleo s/lienzo 52x69 cms.
Inacabado. Sin firmar.
Fecha de ejecución: 1885
-Adquirido por el Estado, con ingreso en el Patrimonio Nacional el 29/IV/1936-
Museo de Bellas Artes de Málaga.
/El cuadro describe con meticulosidad casi caricaturesca, el acto de ajusticiamiento de una bruja en una localización valenciana en pleno siglo XVIII, época deducible por los ropajes de los personajes; los cerdos y las sandías de primer término quizás quieran decirnos algo, mediante un simbolismo secreto que nunca sabremos de cierto.
Óleo s/lienzo 52x69 cms.
Inacabado. Sin firmar.
Fecha de ejecución: 1885
-Adquirido por el Estado, con ingreso en el Patrimonio Nacional el 29/IV/1936-
Museo de Bellas Artes de Málaga.
/El cuadro describe con meticulosidad casi caricaturesca, el acto de ajusticiamiento de una bruja en una localización valenciana en pleno siglo XVIII, época deducible por los ropajes de los personajes; los cerdos y las sandías de primer término quizás quieran decirnos algo, mediante un simbolismo secreto que nunca sabremos de cierto.
DETALLE
-un fraile se sirve
del escarmiento público
para advertir y recriminar
a unas pudorosas jóvenes-
El fuerte terremoto que el día de Navidad de 1884 sacudió Málaga, impresionó de tal manera a Ferrándiz, ya enfermo del corazón, que fue diagnosticado de grave insuficiencia coronaria, con prohibición de ejercer cualquier actividad, incluso intelectual. El enfermo no hizo caso a tales recomendaciones de sus médicos y siguió pintando "La Emplumada". Se tomaba tan a pecho su profesión, que aquello le hizo empeorar, pero no soltó los pinceles. Dictó testamento, siendo su discípulo y compañero en la Academia, Guillermo Gómez Gil, uno de sus tres testigos. Abatido y sintiendo cómo se le iba la vida, encomendó a su familia que la modestia presidiera su entierro y funerales. Al fin, descansó en paz, mientras su última e inacabada obra se secaba en la estancia de al lado./
Una fina línea blanca alrededor del cuello de la retratada, nos sumerge en la incógnita de otro cuadro inacabado, esta vez no por falta de tiempo vital de su autor:
DIEGO Rodríguez de Silva y VELÁZQUEZ (1599-1660)
"La Costurera" (c.1649)
Óleo s/lienzo 74x60 cms.
Inacabado. Sin firmar
National Gallery of Art, Washington.
/Efectivamente, si la línea iba a corresponderse con un collar de perlas, este adorno no era el adecuado para el cuello de una modista. ¿Quién era entonces la retratada?
"La Venus del espejo" (c.1650)
DETALLE
Las últimas investigaciones apuntan a la misma mujer que posó como modelo para "La Venus del Espejo": OLIMPIA TRIUNFI, su amante italiana a la que conoció en el segundo viaje a Roma y con la que tuvo un hijo varón que falleció a los ocho años. Pruebas documentales aparecidas recientemente, desbancan totalmente que ambos retratos correspondieran a Juana Pacheco, hija de su maestro y suegro, con la que tuvo dos hijas. Tanto "La Venus" como "La Costurera", personifican el objeto de una pasión madura, cuando el pintor contaba 50 años y la muchacha 19. El secreto de por qué el segundo cuadro no fue terminado, se lo llevó a la tumba el que es considerado mejor pintor de todos los tiempos./
Lo primero que hacían los pintores españoles becados en Roma, cuando llegaban a la ciudad, era visitar el mercado; allí conectaban como en ningún otro sitio, con el sentir popular, sus gentes y su idiosincrasia. La mayoría de personajes que después trasladaban a sus lienzos, habían sido extraídos del incesante ajetreo vociferante de los mercados.
El aragonés Mariano Barbasán, que fue para tres años a la capital italiana con intención de pintar cuadros de historia, se quedó treinta y se especializó en costumbrismo, con especial dedicación a los mercados.
MARIANO BARBASÁN LAGUERUELA (1864-1924)
"Mercado"
Óleo s/lienzo 51x89 cms.
Inacabado. Sin firmar
Colección particular.
/Las incongruencias del zaragozano, que tenía una novia italiana -Rosa Lucaferri-, con la que más tarde se casó, pero mantenía correspondencia en forma de amor platónico con la mujer de su mejor amigo, Jesús Balaguer, le llevaban a dejar inconclusas multitud de obras, sin un sentido aparente. Por ellas podemos hoy apreciar lo correcto del dibujo y la técnica utilizada en el desarrollo de la ejecución, aún descontando todos los cuadros que la pintora Argentina Ferri concluyó, después de haberlos encontrado en el estudio del pintor a medio terminar. La pintora, como Barbasán, parecía que utilizaba la lupa para cada pincelada, en un exceso de realismo que rallaba en el preciosismo. Admiradora apasionada de la obra del Maestro, no supo sustraerse al deseo de intervenir en sus cuadros inconclusos y hoy no podemos saber con certeza hasta dónde llegó uno o continuó la otra./
Por motivos completamente distintos y sin que nadie osara intervenir en ellos, nos dejó multitud de cuadros sin terminar el genial Mariano Fortuny. Su temprana muerte impidió que fuera dando terminación a buena parte de su obra pictórica, independientemente de que se tomaba quizá demasiado tiempo en acabar aquello que ya no le suscitaba el primigenio interés, gustando de enfrentarse continuamente a nuevos retos.
MARIANO FORTUNY y MARSAL (1838-1874)
"Matanza de los Abencerrajes" 1870
Óleo s/lienzo 73x83 cms.
Inacabado. Sin firmar.
Sello en rojo de la Testamentaría.
Museo de Arte Moderno de Barcelona.
/Este cuadro fue pintado en la Alhambra y a petición de sus marchantes que, debido a la moda por entonces imperante en París, le solicitaban obras con temática nazarí. El motivo corresponde a la orden que en 1485, dio Boabdil a sus esbirros para que asesinaran a los principales miembros de la familia Abencerrajes.
Escrupuloso en los detalles, Fortuny pidió a su amigo Charles Davillier obtuviera información sobre el vestuario de finales del siglo XV en Granada, recomendándole consultara el libro de miniaturas "Séances de Harîrî", de la Biblioteca Richelieu de París.
M. FORTUNY
-estudio para "Matanza de los Abencerrajes"- DETALLE
Lápiz s/papel 21'5x38'2 cms.
Sello de Testamentaría
Palau Nacional, Barcelona
En 1875 -después de su muerte-, el cuadro inacabado fue subastado en París, alcanzando en remate la suma de 7.000 francos-oro./
MARIANO FORTUNY
"Músicos árabes" 1872
Óleo s/lienzo 61x99 cms.
Inacabado. Sin firmar
Sello de la Testamentaría
Museo Fortuny, Venecia (Italia).
/En 1871 -durante su estancia en Tetuán- tomó apuntes que, una vez se hubo trasladado a Granada, plasmó en este lienzo. El cuadro requirió varios estudios, entre ellos un dibujo a la pluma (22x32 cms.) que su nuera legó al Louvre en 1950. En enero de 1872 le escribía a su amigo y pintor Martín Rico: "estoy tan harto de pintar escenas árabes antiguas, que no pienso hacer más".
Como en la subasta que organizaron sus herederos en el Hôtel Drouot de París, este cuadro a medio pintar no alcanzó la cuantía mínima establecida por ellos, decidieron no cederlo y se lo quedó su viuda Cecilia./
MARIANO FORTUNY
"Hombre acodado en una mesa"
Acuarela s/papel 33x23 cms.
Inacabado. Sin firmar.
Sello de la Testamentaría
Museo Goya, Castres (Francia).
/Al ser esta obra una acuarela, podemos ver claramente la rotundidad del dibujo con lápiz de plomo antes de la aplicación del color. En realidad era un estudio de personaje para el cuadro que pintó en Roma, titulado "El coleccionista de grabados", en su primera versión de las tres que efectuó. La primera de esas versiones, la cambió Fortuny a Vicenzo Capobianchi por un fusil sardo antiguo y actualmente ese cuadro se conserva en el Museo de Boston (USA).
La acuarela aquí expuesta fue conservada en un album por la familia del pintor y en 1950 su nuera Henriette la legó al Museo francés de Castres./
MARIANO FORTUNY
"Caballos"
Acuarela s/papel 30x40 cms.
Inacabado. Sin firmar.
Sello de la Testamentaría
Colección particular.
/Pintada en Granada, se la quedó Cecilia de Madrazo, siendo vendida en París
posteriormente por la familia./
También en el estudio de Muñoz Degrain, tras fallecer éste a edad avanzada, entre otras obras firmadas se halló una muy adelantada en su composición pero sin terminar de pintar:
ANTONIO MUÑOZ DEGRAIN
(1840-1924)
"Paisaje con pastor"
Óleo s/lienzo 72x114 cms.
-Al dorso, etiqueta de Testamentaría-
Galería DURÁN, Madrid
Una de las obras inacabadas del último tercio del XIX más subyugante, es más bien un esbozo de lo que pudo ser un cuadro, pero conlleva incógnitas que no han podido ser descifradas:
EDUARDO ROSALES (1836-1873)
"Ofelia"
Óleo s/lienzo 60x95 cms.
Inacabado. Sin firmar (c.1871)
Museo del Prado, Madrid.
/Ya a principios de 1871 había pintado en una tabla a Ofelia -la amada de Hamlet- con triste semblante (Óleo s/tabla 37x27 cms. Museo de Vitoria, Álava), pero en este lienzo intentó narrar con los pinceles cómo es hallado, flotando en el rio, el cuerpo inerme de la ahogada tras caerse de un sauce, adonde se había subido para colgar una guirnalda de flores. El gran impacto emocional que causó la obra de Shakespeare en la sensibilidad del artista, le impulsó a pintar este drama. Sin embargo, no se comprende por qué incluye un personaje masculino descubriendo el cuerpo hinchado por el agua, cuando en el pasaje literario original no existe.
HAROLD COPPING (1863-1932)
"Ofelia"
Acuarela s/papel
Rosales, aún habiendo ganado ese mismo año una primera medalla en la Exposición Nacional por su gran cuadro "La muerte de Lucrecia", que había tardado tres años en componer, se sintió tremendamente dolido por algunas críticas volcadas hacia esa obra. Y el desánimo resultante, más la tuberculosis que desde hacía tiempo padecía, le minaron de tal modo la moral que no fue capaz de acabar "Ofelia".
Cuando falleció dos años más tarde, el boceto que hoy luce en el Museo del Prado, se hallaba tirado y arrumbado en un rincón de su estudio./
"Del rincón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada..."
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870)
/Arranque de su poema 'El Arpa'/
Núm. 50
para advertir y recriminar
a unas pudorosas jóvenes-
El fuerte terremoto que el día de Navidad de 1884 sacudió Málaga, impresionó de tal manera a Ferrándiz, ya enfermo del corazón, que fue diagnosticado de grave insuficiencia coronaria, con prohibición de ejercer cualquier actividad, incluso intelectual. El enfermo no hizo caso a tales recomendaciones de sus médicos y siguió pintando "La Emplumada". Se tomaba tan a pecho su profesión, que aquello le hizo empeorar, pero no soltó los pinceles. Dictó testamento, siendo su discípulo y compañero en la Academia, Guillermo Gómez Gil, uno de sus tres testigos. Abatido y sintiendo cómo se le iba la vida, encomendó a su familia que la modestia presidiera su entierro y funerales. Al fin, descansó en paz, mientras su última e inacabada obra se secaba en la estancia de al lado./
Una fina línea blanca alrededor del cuello de la retratada, nos sumerge en la incógnita de otro cuadro inacabado, esta vez no por falta de tiempo vital de su autor:
DIEGO Rodríguez de Silva y VELÁZQUEZ (1599-1660)
"La Costurera" (c.1649)
Óleo s/lienzo 74x60 cms.
Inacabado. Sin firmar
National Gallery of Art, Washington.
/Efectivamente, si la línea iba a corresponderse con un collar de perlas, este adorno no era el adecuado para el cuello de una modista. ¿Quién era entonces la retratada?
"La Venus del espejo" (c.1650)
DETALLE
Las últimas investigaciones apuntan a la misma mujer que posó como modelo para "La Venus del Espejo": OLIMPIA TRIUNFI, su amante italiana a la que conoció en el segundo viaje a Roma y con la que tuvo un hijo varón que falleció a los ocho años. Pruebas documentales aparecidas recientemente, desbancan totalmente que ambos retratos correspondieran a Juana Pacheco, hija de su maestro y suegro, con la que tuvo dos hijas. Tanto "La Venus" como "La Costurera", personifican el objeto de una pasión madura, cuando el pintor contaba 50 años y la muchacha 19. El secreto de por qué el segundo cuadro no fue terminado, se lo llevó a la tumba el que es considerado mejor pintor de todos los tiempos./
Lo primero que hacían los pintores españoles becados en Roma, cuando llegaban a la ciudad, era visitar el mercado; allí conectaban como en ningún otro sitio, con el sentir popular, sus gentes y su idiosincrasia. La mayoría de personajes que después trasladaban a sus lienzos, habían sido extraídos del incesante ajetreo vociferante de los mercados.
El aragonés Mariano Barbasán, que fue para tres años a la capital italiana con intención de pintar cuadros de historia, se quedó treinta y se especializó en costumbrismo, con especial dedicación a los mercados.
MARIANO BARBASÁN LAGUERUELA (1864-1924)
"Mercado"
Óleo s/lienzo 51x89 cms.
Inacabado. Sin firmar
Colección particular.
/Las incongruencias del zaragozano, que tenía una novia italiana -Rosa Lucaferri-, con la que más tarde se casó, pero mantenía correspondencia en forma de amor platónico con la mujer de su mejor amigo, Jesús Balaguer, le llevaban a dejar inconclusas multitud de obras, sin un sentido aparente. Por ellas podemos hoy apreciar lo correcto del dibujo y la técnica utilizada en el desarrollo de la ejecución, aún descontando todos los cuadros que la pintora Argentina Ferri concluyó, después de haberlos encontrado en el estudio del pintor a medio terminar. La pintora, como Barbasán, parecía que utilizaba la lupa para cada pincelada, en un exceso de realismo que rallaba en el preciosismo. Admiradora apasionada de la obra del Maestro, no supo sustraerse al deseo de intervenir en sus cuadros inconclusos y hoy no podemos saber con certeza hasta dónde llegó uno o continuó la otra./
Por motivos completamente distintos y sin que nadie osara intervenir en ellos, nos dejó multitud de cuadros sin terminar el genial Mariano Fortuny. Su temprana muerte impidió que fuera dando terminación a buena parte de su obra pictórica, independientemente de que se tomaba quizá demasiado tiempo en acabar aquello que ya no le suscitaba el primigenio interés, gustando de enfrentarse continuamente a nuevos retos.
"Matanza de los Abencerrajes" 1870
Óleo s/lienzo 73x83 cms.
Inacabado. Sin firmar.
Sello en rojo de la Testamentaría.
Museo de Arte Moderno de Barcelona.
/Este cuadro fue pintado en la Alhambra y a petición de sus marchantes que, debido a la moda por entonces imperante en París, le solicitaban obras con temática nazarí. El motivo corresponde a la orden que en 1485, dio Boabdil a sus esbirros para que asesinaran a los principales miembros de la familia Abencerrajes.
Escrupuloso en los detalles, Fortuny pidió a su amigo Charles Davillier obtuviera información sobre el vestuario de finales del siglo XV en Granada, recomendándole consultara el libro de miniaturas "Séances de Harîrî", de la Biblioteca Richelieu de París.
M. FORTUNY
-estudio para "Matanza de los Abencerrajes"- DETALLE
Lápiz s/papel 21'5x38'2 cms.
Sello de Testamentaría
Palau Nacional, Barcelona
En 1875 -después de su muerte-, el cuadro inacabado fue subastado en París, alcanzando en remate la suma de 7.000 francos-oro./
MARIANO FORTUNY
"Músicos árabes" 1872
Óleo s/lienzo 61x99 cms.
Inacabado. Sin firmar
Sello de la Testamentaría
Museo Fortuny, Venecia (Italia).
/En 1871 -durante su estancia en Tetuán- tomó apuntes que, una vez se hubo trasladado a Granada, plasmó en este lienzo. El cuadro requirió varios estudios, entre ellos un dibujo a la pluma (22x32 cms.) que su nuera legó al Louvre en 1950. En enero de 1872 le escribía a su amigo y pintor Martín Rico: "estoy tan harto de pintar escenas árabes antiguas, que no pienso hacer más".
Como en la subasta que organizaron sus herederos en el Hôtel Drouot de París, este cuadro a medio pintar no alcanzó la cuantía mínima establecida por ellos, decidieron no cederlo y se lo quedó su viuda Cecilia./
MARIANO FORTUNY
"Hombre acodado en una mesa"
Acuarela s/papel 33x23 cms.
Inacabado. Sin firmar.
Sello de la Testamentaría
Museo Goya, Castres (Francia).
/Al ser esta obra una acuarela, podemos ver claramente la rotundidad del dibujo con lápiz de plomo antes de la aplicación del color. En realidad era un estudio de personaje para el cuadro que pintó en Roma, titulado "El coleccionista de grabados", en su primera versión de las tres que efectuó. La primera de esas versiones, la cambió Fortuny a Vicenzo Capobianchi por un fusil sardo antiguo y actualmente ese cuadro se conserva en el Museo de Boston (USA).
La acuarela aquí expuesta fue conservada en un album por la familia del pintor y en 1950 su nuera Henriette la legó al Museo francés de Castres./
MARIANO FORTUNY
"Caballos"
Acuarela s/papel 30x40 cms.
Inacabado. Sin firmar.
Sello de la Testamentaría
Colección particular.
/Pintada en Granada, se la quedó Cecilia de Madrazo, siendo vendida en París
posteriormente por la familia./
También en el estudio de Muñoz Degrain, tras fallecer éste a edad avanzada, entre otras obras firmadas se halló una muy adelantada en su composición pero sin terminar de pintar:
ANTONIO MUÑOZ DEGRAIN
(1840-1924)
"Paisaje con pastor"
Óleo s/lienzo 72x114 cms.
-Al dorso, etiqueta de Testamentaría-
Galería DURÁN, Madrid
Una de las obras inacabadas del último tercio del XIX más subyugante, es más bien un esbozo de lo que pudo ser un cuadro, pero conlleva incógnitas que no han podido ser descifradas:
EDUARDO ROSALES (1836-1873)
"Ofelia"
Óleo s/lienzo 60x95 cms.
Inacabado. Sin firmar (c.1871)
Museo del Prado, Madrid.
/Ya a principios de 1871 había pintado en una tabla a Ofelia -la amada de Hamlet- con triste semblante (Óleo s/tabla 37x27 cms. Museo de Vitoria, Álava), pero en este lienzo intentó narrar con los pinceles cómo es hallado, flotando en el rio, el cuerpo inerme de la ahogada tras caerse de un sauce, adonde se había subido para colgar una guirnalda de flores. El gran impacto emocional que causó la obra de Shakespeare en la sensibilidad del artista, le impulsó a pintar este drama. Sin embargo, no se comprende por qué incluye un personaje masculino descubriendo el cuerpo hinchado por el agua, cuando en el pasaje literario original no existe.
HAROLD COPPING (1863-1932)
"Ofelia"
Acuarela s/papel
Rosales, aún habiendo ganado ese mismo año una primera medalla en la Exposición Nacional por su gran cuadro "La muerte de Lucrecia", que había tardado tres años en componer, se sintió tremendamente dolido por algunas críticas volcadas hacia esa obra. Y el desánimo resultante, más la tuberculosis que desde hacía tiempo padecía, le minaron de tal modo la moral que no fue capaz de acabar "Ofelia".
Cuando falleció dos años más tarde, el boceto que hoy luce en el Museo del Prado, se hallaba tirado y arrumbado en un rincón de su estudio./
"Del rincón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada..."
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870)
/Arranque de su poema 'El Arpa'/
Núm. 50
Estupenda entrada y blog, Gonzalo. La última pincelada que haces al Ofelia de Eduardo Rosales me ha recordado al cuadro "Hamlet y Ofelia", pintado en 1871, del mismo autor y que perteneció en el siglo XIX al industrial José María Labernia, casado con Antonia Berruezo, hija del jurista Antonio Berruezo Ayora, mis familiares.
ResponderEliminarUn saludo.
Efectivamente, la familia Labernia-Berruezo -destacados industriales de finales del XIX y principios del XX- accedieron entre otras importantes obras de arte a este óleo de Rosales, que hoy conocemos por la fotografía en papel de albúmina realizada por J. LAURENT (1816-1886) probablemente cuatro años después de pintarse; se conserva en la Biblioteca Nacional y por esa reproducción podemos comparar su concepción espacial con el otro cuadro de E. Rosales "Presentación de Don Juan de Austria...", con entrada de luces por el ventanal de la izquierda (ver capítulo núm. 28 /El hijo secreto/).
EliminarEstos cuadros sólo podían ser adquiridos por la alta burguesía, dada las cotizaciones que alcanzaban, lo que prueba el alto nivel económico que disfrutaban sus poseedores.